La convivencia de inicio de curso se realizó a partir del Nuevo Plan Pastoral de la Archidiócesis de Barcelona presentado por nuestro cardenal Mons. Juan José Omella y con el que pretende hacer realidad en nosotros la práctica de la misericordia, como continuación del año jubilar recientemente celebrado.

El hermano José María Díaz nos comentó los primeros cinco puntos. Nos habló de un cambio de época, de pensar en la forma de vivir la espiritualidad de forma más radical y atentos a las iniciativas del Espíritu. Nos invita a tener un renovado espíritu misionero. Hay unas actitudes para escucharlo y unas disposiciones para llevarlo a cabo. Destacaba la importancia de escuchar para captar lo que el Espíritu quiere transmitir. Nos pide una actitud de despojarnos de temas personales y abrirnos al amor gratuito de Dios. Vaciarnos interiormente para llenarnos de Él. Nos proponía diferentes formar de hacerlo: aceptar la voluntad de Dios, no angustiarse, estar alegres, liberarnos de aquello que nos ata, buscar espacios de oración, fomentar la humildad, la confianza, el servicio, vivir la Iglesia, participar de los sacramentos...

El hermano Juan Carlos Marfil prosiguió comentando que el Espíritu que debemos escuchar es más una música que una letra. No basta conocer la partitura, sino percibir y captar su aire. Nos invitaba a un cambio en nuestra sensibilidad para discernir lo que Dios quiere. Básicamente se concreta en la misericordia, como la razón que impulsó la vida y las acciones de Jesús. Él es la viga que sostiene la Iglesia.
Nuestro mensaje ha de dirigirse al corazón de las personas, con una mirada de simpatía, esforzándonos porque vean a Cristo en nosotros. Hemos de permitir actuar al Espíritu en nosotros. Priorizar lo importante: nuestra misión es llegar a todos. Hemos de hacer el bien sin mirar a quién, hacer propuestas positivas, aplicables, adaptadas al ritmo de las personas, comprometidos y formados.

Finalmente el Padre Prevosti cerró con el tercer tema y el comentario hasta el punto 18, donde destacó que la alegría y el gozo son necesarios para evangelizar y que no podemos dar aquello que no tenemos. Vivamos con alegría nuestro encuentro con Jesús.
Hacía referencia también al testamento de la Madre Teresa de Calcuta, destacando la unión de la vida interior y el compromiso activo, el encuentro personal con Cristo, el gusto espiritual de ser pueblo y creer en la resurrección. Nos exponía por último diferentes tipos de apostolado: mediante la predicación, mediante la oración y mediante el sufrimiento reparador.

Manuel Pardo.